A medida que los médicos se especializan en pacientes con Covid-19, comienzan a observar ciertas características del coronavirus en personas asintomáticas, como es la reducción del oxígeno.

El alerta sobre la “hipoxia silenciosa” o “hipoxia alegre” lo realizó hace algunas semanas el médico estadounidense Richard Levitan. Según explicó, la condición mantiene a los pacientes como asintomáticos hasta que la llegada de oxígeno a la sangre alerta a los infectados, que ya tienen el virus avanzando en su cuerpo.
Levitan estuvo trabajando en Nueva York cuando comenzó a expandirse la pandemia. Durante sus dos semanas en la sala de emergencia, el médico observó que muchos pacientes presentaban niveles de oxígeno de hasta el 50%, pero que se mantenían en estado de alerta. La saturación normal de oxígeno en la sangre oscila entre 95% y 100%, y cualquier nivel por debajo del 90% se considera anormal. Tales niveles de oxígeno deberían hacer que la persona actúe de forma incoherente o que se desmaye por la falta de aire, sin embargo ello no sucedía.
Esta situación de “hipoxia silenciosa“, que hace que los pacientes no se quejen por sus molestias respiratorias, hizo que algunos especialistas denominen a los enfermos como “hipóxicos felices”. A pesar del nombre, estos pacientes pueden llegar a pedir ayuda con la enfermedad en un estado muy avanzado, ya que cuando se presentan los primeros síntomas el virus ya se encuentra en su torrente sanguíneo desde hace varios días y ha estado atacando sin ningún tipo de defensa.

Cómo afecta la hipoxia silenciosa
Según la explicación médica, el coronavirus ataca a las células pulmonares que producen surfactantes, una sustancia que permite que los alvéolos queden abiertos entre las respiraciones. Cuando comienza la inflamación del coronavirus, los alvéolos comienzan a colapsar y los niveles de oxígeno caen.
En los pacientes asintomáticos, los pulmones continúan “respondiendo”, ya que no están rígidos ni llenos de líquido. De este modo, la persona continúa expulsando dióxido de carbono y no sienten que les falta el aire. Para compensar el bajo oxígeno, se tiene a respirar más rápida y profundamente, aunque no se dan cuenta porque están en reposo. Cuando llegan los primeros síntomas, muchos de estos pacientes deben ser ayudados con respiradores artificiales.