Uno de los enólogos más reconocidos del mundo, Michel Rolland, habló de su amor por Argentina y la evolución del la industria vitivinícola en el escenario mundial. Además, compartió un paso a paso para disfrutar al máximo y explotar los sabores y los aromas de un vino.
Más allá de ser considerado como el enólogo más consultado del mundo, Michel Rolland detenta una segunda pasión: su amor por la Argentina.
Hace algo más de tres décadas, Rolland arribó a nuestro país y rápidamente quedó extasiado por su gente, sus paisajes, sus comidas y también por su potencial en el mundo de la viticultura.
Tal es así que apostó en los suelos nacionales y con trabajo duro, talento y algo de suerte -como señala él mismo- logró darle visibilidad internacional a la variedad distintiva por excelencia de estas latitudes: el Malbec.
En diálogo con Cristina Pérez, el especialista francés señaló que “en los principios de los 90, no se hablaba mucho de Argentina afuera porque el mercado era principalmente nacional”.
No obstante, destacó que desde ese entonces a esta parte “el Malbec ha crecido mucho y Argentina ha hecho un salto fantástico en los últimos 25 años”.
“No hay ningún otro país que produzca vino que haya dado un salto tan grande y tan fuerte. Eso es el resultado de la calidad de los vinos“, afirmó en Radio Mitre.
Y recordó sobre sus primeros días en el país: “Después de la primera semana aquí, estaba convencido que Argentina tenía potencial. Había tanto por hacer y por mejorar que me convencí de que si hacíamos las cosas bien, podríamos llegar a buenos vinos. Y hoy en día es un resultado fenomenal. Pero son 30 años después”.
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Durante otro pasaje de la charla radial, Michel Rolland compartió su experiencia en el vasto universo vitivinícola y aseguró que “todo el mundo puede catar”.
“La cata es como un deporte. Es un tema de entrenamiento. Todo el mundo puede jugar al tenis o jugar al golf. La primera vez que toma una raqueta o un palo de golf en la mano, no va a salir muy bien el resultado”, remarcó.
En ese sentido, el fly wine maker instó a aquellos que deseen introducirse en el mundo del vino a practicar, practicar y practicar y finalmente va a venir el conocimiento y la palabra con la sensación que tiene sobre la lengua”.
“No hay que ser un catador profesional para apreciar el vino. El placer puede venir de forma simple y tiene que venir en forma simple. Para mí, ese es el mejor placer. Si viene en forma un poco torcida, es mucho más complicado”, acotó.
Al ser consultado sobre qué es el vino desde su punto de vista, Rolland no dudo en definirlo como su propia vida. “Nací en un viñedo. Mi abuelo, después mi padre y ahora yo. Pasé mi vida estudiando y catando el vino. Asesoré a bodegas en 22 países. Es mi vida. No paso un día sin pensar en vino”, contó.
Asimismo, el dueño de la Bodega Rolland consignó que el vino también es una cultura: “No puedo imaginar un país o una comida sin vino. Tampoco sin nadie hablando de vino. Pienso que eso sería algo muy grave para la sociedad en general”.
Por otra parte, el prestigioso enólogo enumeró los elementos a tener en cuenta a la hora de disfrutar al máximo un vino, explotar sus aromas y sabores sin importar el precio.
En primer lugar, Michel Rolland observó que “en todos los niveles de precios, hoy hay buenos vinos y eso no existía hace 25 años atrás“. De esta manera, determinó que “existe el vino barato y bueno”.
Además, Rolland se declaró un “convencido” de la decantación de vino “y más cuando los vinos son muy jóvenes”. ¿Por qué es necesario decantarlo? “Decantar el vino me parece bien y más cuando el vino está joven porque necesita tomar aire. Los aromas van a salir mucho mejor“, respondió.
Terceramente, el experto recomendó a los consumidores que presten especial atención a la temperatura de la bebida ritual de los argentinos.
“Más en Argentina porque es un país donde hay posibilidades de tener bajas y altas temperaturas. Las altas temperaturas matan al vino. Varias veces encontramos los vinos un poco más calientes. Una temperatura ideal es entre 16 y 18 grados“, explicó.
A propósito de la combinación entre brebaje y comidas, Michel Rolland sostuvo que “el vino tinto va mejor con carnes y pastas y el vino blanco con todo lo que es mariscos y pescados más frescos“.
Sin embargo, el autor de “El gurú del vino” aseveró que “un buen vino se defiende con cualquier cosa” y, por ende, “no hay que preocuparse demasiado por la mezcla entre el plato y el vino”.
A modo de cierre, Rolland confesó su amor por nuestro país, pese a los obstáculos que la impiden crecer y la inestabilidad que se volvió cotidiana.
“La vida argentina me encanta. Hay una buena vida en Argentina a pesar de todo lo malo que hay alrededor. Realmente es un país donde la gente todavía sabe vivir y es una pena que haya problemas paralelos. Como soy muy optimista, pienso que un día se va a arreglar todo y un país como Argentina, que tiene tanto, va a tomar un camino mejor”, finalizó.