River Plate se quedó con una nueva edición del Superclásico, al derrotar a Boca Juniors por 2-1, en el Monumental. Los tres goles fueron convertidos en el primer tiempo.
En un Superclásico de los buenos por el marco, por el horario, por el clima y, sobre todo, por el fútbol, River Plate le ganó 2-1 a Boca Juniors en un Monumental repleto con más de 85.000 hinchas que se fueron felices por el resultado y por el espectáculo.
Los Millonarios, que arrancaron mucho mejor en el partido, se adelantaron en el marcador en el minuto 25, con un gol de Mastantuono de tiro libre, quien a sus 17 años, convirtió su primer gol ante Boca con un remate descomunal que Agustín Marchesin no pudo ni siquiera intentar contener.
River protagonizó su mejor actuación colectiva del año justo cuando más lo necesitaba. Ya había mostrado signos de mejoría contra Gimnasia y en el segundo tiempo ante Independiente del Valle, pero lo de la tarde de este domingo fue más completo. Ganó porque dominó el juego, y dominó porque salió a protagonizar. Además, tuvo la lucidez para comprender cuándo llevarse por delante al rival y cuándo esperar, sobre todo a partir de la ventaja en el marcador.
El ingreso de Giuliano Galoppo en el mediocampo funcionó a la perfección, hasta que salió lesionado e ingresó Maxi Meza. Enzo Pérez jugó como en sus mejores días: fue la figura del clásico por su inteligencia y voz de mando. Salió extenuado y ovacionado.
En tanto, Kevin Castaño demostró que su adaptación ya terminó y que es el futbolista con el estilo y el carácter que Gallardo necesitaba para esa posición. Sus pases verticales siempre con sentido le cambiaron la fisonomía al equipo. Desde ese trío se edificó la victoria riverplatense. Pero por supuesto, por encima de todo, se ve el brillo de Mastantuono.
Chau a la falta de gol
El gran problema de River en el semestre empieza a resolverse. La falta de gol ya no preocupa tanto (marcó siete en los últimos tres partidos) y mucho tuvo que ver en esto Sebastián Driussi, que ya se habituó al fútbol argentino y lleva tres goles consecutivos. Tener un futbolista que suele estar cerca del gol hace que todo el equipo juegue con más confianza y tranquilidad.
Fernando Gago arriesgó, pero no en el sentido que suele utilizarse. Arriesgó porque decidió salir a jugar con línea de cinco y de contragolpe cuando poco había ensayado ese plan. La idea le funcionó de manera intermitente. Y eso hizo que el encuentro fuera parejo. Porque el visitante supo aprovechar los errores del dueño de casa, como quedó demostrado en el gol del empate de Miguel Merentiel en el minuto 38.
Cuando el juego bajaba de ritmo y River no podía sostener la dinámica, Boca se mostraba peligroso con las diagonales de los jugadores de banda y con la potencia de la dupla de ataque.
Pero sobre el final del primer tiempo, Driussi volvió a adelantar a los dirigidos por Gallardo y puso el 2-1, que sería definitivo.
En el segundo tiempo la historia fue diferente, porque el conjunto de Gago estaba obligado, pero nunca terminó de hacerse dueño del partido y el cuadro dirigido por Gallardo impuso su idea y se quedó con el Superclásico.