Fabiana Rodríguez es directora y docente de la escuela primaria de la Isla del Espinillo, ubicada frente a la ciudad de Rosario. “No se trata de vocación, más bien de compromiso. El universo me trajo hasta la isla, que me atrapó y me hace sentir parte de este lugar”.
Si Fabiana Rodríguez, directora de la Escuela Nº 1139 “Pedro Miguel Romano Ahumada”, ubicada en la Isla del Espinillo, frente a la ciudad de Rosario, no se despertara todos los días y caminara las 15 cuadras que separan su casa de la guardería en la que permanece estacionada su canoa, cerca de 25 chicos dejarían de tener clases.
La docente, maestra de primaria, viaja cada mañana en su canoa con motor fuera de borda para que los hijos de las familias que viven allí también reciban educación.
Rodríguez se despierta cada día antes de las 6 para cumplir con su rutina de mañana: quedarse un rato en la cama, luego desayunar y más tarde encontrarse a las 7.30 en la guardería con la otra docente y el cocinero de la escuela que viajan junto a ella a una isla a la que no llega ni el gas y en la que casi no hay luz.
Cuando el director anterior renunció, Rodríguez concursó para hacerse cargo de la dirección de la escuela y tuvo que resolver, como primera medida, de qué manera iba a cruzar cada día desde Rosario hasta la isla.
“Me pareció natural que el maestro tenía que comprarse la embarcación. Así que en 2022 saqué dos créditos y compré una canoa de pescadores, pesada, pero en muy buenas condiciones. Lo más caro fue el motor”, indicó a TN.
Luego de rendir el examen para obtener la licencia de manejo, comenzó a cruzar el río con la condición de que alguien la acompañara: “Al principio no me animaba, pero a veces lo hago sola. Incluso me da más miedo ir de mi casa a la guardería, que son 15 cuadras y a veces las hago en colectivo por el temor a que me roben, que el río”.
“Soy viuda desde hace ya 14 años, pero hace unos nueve volví a formar pareja con mi gran compañero, que me ayuda un montón. También tengo dos hijos de 32 y 25 y una nieta, hija del mayor”, detalló.
En los últimos días, Rodríguez fue destacada y reconocida por las autoridades del gobierno de Santa Fe por su asistencia perfecta, la cual permitió que ningún chico deje de recibir clases desde que ella asumió la dirección del colegio.
“Si bien la escuela la dirijo desde el 2022, comencé a dar clases en 2019 y el 2 de marzo de 2020 quedé efectiva. No me gusta faltar y no falté nunca. Incluso me quebré la muñeca y vine a trabajar igual”.
Cómo es ser maestra y directora en una isla
Rodríguez contó que al principio, cuando no manejaba ni tenía la canoa, el portero de la escuela era el encargado de cruzarlos. Sin embargo, el fallecimiento del hombre cambió los planes: “Por lo general tenemos que llevar agua. La escuela no tiene agua potable, así que juntamos de la lluvia a través de un sistema de cisterna. Algunos días tenemos que traer la mercadería o donaciones. Así emprendemos el cruce”.
“La escuela es muy personalizada porque tenemos un trato muy cercano con los chicos, con el personal somos un todo. Soy la directora y también la maestra, pero soy una compañera más. Nos arremangamos, todos somos necesarios en cada una de sus funciones porque entre todos hacemos la escuela. Es una escuela muy física porque hay que ponerle mucho el cuerpo”, reveló Fabiana, que detalló que en condiciones normales el viaje en canoa dura cerca de 15 minutos.
“La escuela es un lugar muy atesorado por toda la comunidad porque es la presencia del Estado en la isla. No hay otra presencia más cercana, salvo una comisaría en El Charigüé, que está muy lejos de acá. Así que la presencia de la escuela es muy fuerte”, dijo en una publicación que realizó el gobierno santafesino.
“Nunca fue una opción faltar, ni acá, ni antes. Tengo 20 años de servicio en la docencia, no me parece posible por mi formación misma y por mi forma de ser. Yo soy feliz donde estoy, me gusta lo que hago y hoy con mis 55 años me siento plena en donde estoy y con lo que logré. Así que me gusta venir a trabajar”, remarcó.
“No me parece mal que se reconozca el trabajo o el proceso que tiene un docente dentro de una escuela y que se esmera por lo que hace. Sé que hay complicaciones que a veces no nos permiten ir. No lo entiendo como un presentismo, eso sería otra cosa. No nos van a descontar por no venir o por faltar, sino que es un reconocimiento a aquellas personas que venimos todos los días y trabajamos”, dijo la directora en referencia al programa a la Asistencia Perfecta del gobierno provincial mediante el cual fue distinguida.
“Leí muchos comentarios en donde decían que mostraba la pobreza o precariedad, pero la realidad es que la escuela está hermosa. Y esto no se trata de vocación, más bien de compromiso. De ponerle responsabilidad. El universo me trajo hasta la isla, que me atrapó y me hace sentir parte de este lugar”, completó.