«Tuve que arrojar en el lago Semlevo el botín que se había sacado en Moscú: armas, armas antiguas, decoraciones del Kremlin y la cruz del campanario de Iván el Grande». Las palabras fueron escritas en 1824 por el general Philippe Paul de Ségur. En sus memorias, relató lo que fue la catastrófica campaña a Rusia en 1812, uno de los más rotundos fracasos en el tour bélico de Napoléon Bonaparte.
La frase del militar francés fue una puerta que los cazadores de tesoros han abierto desde hace 200 años para intentar encontrar los restos del tesoro que las tropas napoleónicas -150 mil en total- se llevaron de su incursión por territorio ruso: unas 80 toneladas de oro.
¿Dónde está ese botín del cual se habla desde hace dos siglos? ¿Por qué aún no pudieron encontrar semejante tesoro, tan difícil de esconder? ¿Qué hizo el Emperador francés con él? ¿Cómo hizo para que el secreto se mantuviera durante 20 décadas?
El lago Semlevo está en Smolensk, Rusia. Pero el historiador Viacheslav Ryzhkov cree que Napoleón engañó a Alejandro I en su retirada para que distrajera tropas en busca del oro robado y así dejar atrás la amenaza rusa al menos hasta estar a salvo. Allí intentaron recuperarlo durante dos siglos.
En cambio, Ryzhkov cree que sí lo hundió en otro lago, en la frontera con Bielorrusia. De acuerdo a sus cálculos está en el lago Bolshaya Rutavech, en Rudnya. «Napoleón no arrojó las joyas en barriles al lago, eso sería demasiado fácil. Ordenó esconderlas, enterrarlas en el fondo del lago bajo el castillo de agua», dijo el historiador al diario Rabochy Put.
De acuerdo a lo estudiado por el investigador, el emperador francés ordenó que el tesoro en su totalidad fuera custodiado por 500 hombres de su Caballería y 250 soldados de elite de su Guardia Imperial. Fueron en 400 vagones, uno detrás del otro, formados prolijamente con destino a no ser encontrados nunca más.
Incluso, de acuerdo a Ryzhkov, Napoleón engañó a los rusos con un doble para que pensaran que todo marchaba igual y que el conflicto continuaba. Hizo colgar un cartel en su apartamento en Moscú en el cual anunciaba que estaba enfermo. Mientras tanto, pensó en su huída de aquella helada capital… sin dejar detrás el oro. Sólo un puñado de altos mandos franceses sabía la verdad detrás de ese artilugio. Pero había que poner a salvo al emperador.
El «gemelo» de Napoleón, una vez «recuperado», debió resolver varios asuntos. Algunos generales que no tenían contacto diario con él pero lo conocían, decían que se trataba de un impostor. Los que estaban al tanto del plan los convencían: la enfermedad había hecho estragos en su fisonomía y debía tomar tiempo la recuperación
Fue ese doble quien «organizó» el falso entierro del tesoro en el lago Semlevo. La voz se corrió… el oro estaba cerca… al alcance de la mano para recuperarlo una vez que esos franceses huyeran definitivamente de Rusia. El 11 de octubre de aquel año, en tanto, el convoy de Napoleón y sus casi 1000 hombres estaban en la orilla del lago Bolshaya Rutavech. Luego, fueron a otro lago, cercano al pueblo Zaborje, algo que la historia omitió hasta hoy.
Además de basarse en datos históricos, hay otro indicio que hace sospechar que el botín ruso está allí… a orillas del lago. Es que en los años 80 un análisis químico de sus aguas arrojó que poseía una gran concentración de plata.
«Se debe tener en cuenta que el análisis químico del agua del lago Bolshaya Rutavech descubrió iones de plata en concentraciones superiores al nivel natural. El análisis de agua se llevó a cabo para su uso en una planta de productos de concreto en 1989. En mi opinión, es posible extraer el tesoro del montículo en el fondo del lago con la ayuda del equipo apropiado y los especialistas», dijo Ryzhkov.