Tamara Pons es una emprendedora social de Lomas de Zamora de 22 años que diseñó un dispositivo de defensa personal para mujeres. Superó las 3.000 ventas y se lo compraron también desde México hasta España. Ya recibió mensajes de mujeres que lo usaron: “Entendí las veces que estuve en la misma situación que ellas”
El miedo más grande de mi mamá es que cuando salgo no vuelva a casa”, dice Tamara Pons, creadora de “Mamá Llegué”, un emprendimiento que ofrece llaveros de defensa personal pensados para que las mujeres puedan volver tranquilas a sus casa. Tiene 22 años, es manicura y cuenta que jamás hubiese pensado que pasaría de cuidar las manos de sus clientes a sus propias vidas. Un tapado cubre su muñeca, y es ahí donde esconde, sin que nadie pueda notarlo, una colorida cinta que lleva todo lo que podría necesitar usar frente a una situación límite.
Literalmente bajo la manga y en forma de llavero, tiene un gas pimienta de color rosa; un kubotán, el instrumento japonés que parece una especie de estaca; una alarma; un cortador de cintas y un amistoso gatito que en realidad es una manopla a medida que puede paralizar del golpe a un oponente.
Tamara nació en Lomas de Zamora y la inseguridad persigue a su familia desde antes que ella naciera. Después que entraron a robar a la casa familiar, su madre desarrolló un trastorno de estrés post traumático que la acompaña de por vida. “Me duele que mi mamá tenga tanto miedo de que no vuelva a casa, pero es una realidad: los femicidios ocurren todos los días y las pibas siguen terminando en bolsas. Si un día me quedo dormida en lo de una amiga y no le aviso que llegue, me puedo despertar con 17 llamadas perdidas de ella”, dice con tristeza.
A los 16 años vivió en carne propia un asalto en su hogar, y lo primero que hizo fue entregar su celular a dos encapuchados que arrancaron la puerta de calle. Lo más doloroso fue ver como los delincuentes tironeaban y arrastraban a su madre por las escaleras. “A nosotros nos vinieron a robar, pero a una vecina de mi edad la secuestraron y pidieron un rescate. Desde esa edad tengo conciencia de que me tengo que cuidar sola, porque algo malo te puede pasar cuando menos te lo imaginás”, explica.
Una y otra vez, enfatiza que frente a un ataque podría no haber segundas oportunidades. “Tuve muchas situaciones de acoso callejero. Un día volvía del colegio y el tipo que menos lo hubiese pensado, con un traje y un maletín, me dijo una guarangada que me dejó temblando. El acoso puede venir de cualquiera, por eso tenemos que poder defendernos”, reclama. Aunque recuerda poco a poco las situaciones por las que pasó, hay algunas que prefiere no revivir en detalle. No sólo enumera episodios personales: “Desde que a una amiga de mi hermana la drogaron en un boliche entendí que las mujeres estamos en riesgo en todo momento”.
Cuando comenzó a estudiar diseño gráfico en la UAI, se puso a preparar una tienda online de productos de autodefensa pensados para mujeres. “Para mi el feminismo es lo que hacemos todos los días, es poder igualar, y nadie tendría que tener miedo cuando sale de su casa. Pero nadie se preocupa por que las pibas lleguen vivas”, completa.
Al mismo tiempo, Tamara aclara: “No estoy promoviendo que las mujeres se armen, sino que si las quieren abusar no sean espectadoras pasivas y se puedan defender. Ojalá que nunca tengan que usarlo, es lo que le digo a las pibas cuando compran mis productos. Pero si llegan a estar en una situación de riesgo tienen algo, no es lo mismo estar sin nada y no saber qué hacer”