• Inicio
  • política
  • economía
  • deportes
  • policiales
  • MAS
    • Generales
    • Actualidad
    • Argentina
    • Ciudad
    • Misiones
    • Posadas
    • mundo
    • Educación
    • salud
    • Cultura
    • Sociedad
    • tecnología
    • Turismo
    • Curiosidades
    • Agro
No Result
View All Result
  • Inicio
  • política
  • economía
  • deportes
  • policiales
  • MAS
    • Generales
    • Actualidad
    • Argentina
    • Ciudad
    • Misiones
    • Posadas
    • mundo
    • Educación
    • salud
    • Cultura
    • Sociedad
    • tecnología
    • Turismo
    • Curiosidades
    • Agro
No Result
View All Result
No Result
View All Result

La pelea entre un campesino y un arqueólogo por el descubrimiento del ejército de guerreros de terracota del primer emperador chino

La pelea entre un campesino y un arqueólogo por el descubrimiento del ejército de guerreros de terracota del primer emperador chino

Hace exactamente cincuenta años, el arqueólogo autodidacta Zhao Kangmin avisó a las autoridades chinas uno de los mayores descubrimientos del siglo XX, un ejército de más de 8.000 guerreros de terracota que custodiaban la tumba del emperador Qin Shi Huang, enterrado durante más de dos mil años. Todo empezó con el hallazgo casual de un campesino, que se lo contó al arqueólogo, lo cual dio lugar a una disputa por la gloria del hallazgo

Cuando la mañana del 11 de julio de 1975, después de muchas dudas, Zhao Kangmin, arqueólogo autodidacta y curador del Museo de Lintong, levantó finalmente el teléfono para llamar a Beijing llevaba quince meses trabajando en secreto. No quería hacer esa llamada, pero no le quedaban alternativas. El día anterior un periodista la agencia de noticias estatal Xinhua se le había acercado para decirle que sabía de su descubrimiento. Aunque, en realidad, no exactamente: sabía que el camarada Zhao estaba excavando en un yacimiento arqueológico que parecía importante y quería saber de qué se trataba. Zhao Kangmin no podía pedirle que guardara el secreto ni contarle que temía que las autoridades destruyeran lo que había encontrado.

Corrían los últimos tiempos de la Revolución Cultural y unos años atrás, para poder conservar su empleo, él mismo había tenido que hacer una “autocrítica” pública por centrar su trabajo en “cosas del pasado que atentaban contra la purificación de la sociedad”. Por eso había trabajado sin informar nada, aunque después de hacer la llamada no tardó en comprobar que sus temores eran infundados. Al saber de qué se trataba, las autoridades del Partido Comunista pusieron a su disposición todo lo necesario para que siguiera trabajando: ayudantes, materiales y dinero.

No era para menos, porque pronto quedó claro que Zhao Kangmin acababa de hacer uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes y espectaculares del siglo XX: un ejército de más de ocho mil guerreros de terracota en tamaño natural – con armas y caballos – montado 2.200 años antes para defender la tumba del emperador Qin Shi Huang para que pudiera descansar en su vida eterna.

La pala de un campesino
Si se respetaba la cronología de los hechos, el arqueólogo Zhao Kangmin no era el verdadero descubridor de ese tesoro. Todo había empezado más de un año antes, en febrero de 1974, con otra llamada telefónica, la de un campesino de la provincia de Shaanxi llamado Yang Zhifa, que le relató una historia.

Le contó que hacía unos días, cuando estaba cavando con sus dos hermanos un pozo de agua a punta de pala, al llegar a unos cinco metros de profundidad, la herramienta chocó con algo duro y que, en lugar de volver a palear, se arrodilló y comenzó a remover la tierra con las manos para ver de qué se trataba, y pronto descubrió un objeto que tenía forma circular. Nativos de los campos de la zona cercana a la ciudad Xi’an, entre la ladera del monte Li y el río Wei, los hermanos sabían que estaban trabajando en una zona donde solían aparecer restos arqueológicos. A poco más de un kilómetro del pozo se levantaba la tumba del primer emperador de China, Qin Shi Huang, durante cuya dinastía, entre los años 221 y 206 antes de Cristo, se había unificado por primera vez el país.

La primera impresión de Yang Zhifa –contaría después– fue que se trataba de un cuenco, pero cuando siguió cavando alrededor quedó al descubierto el cuello de una escultura de terracota. Los hermanos siguieron sacando la tierra de alrededor de la figura hasta dejarla completamente a la luz. Lo que vieron fue un guerrero de terracota de altura un poco superior a la normal, apoyado sobre un piso de ladrillo.

Al escuchar el relato del campesino, Zhao Kangmin sospechó que podía tratarse de una pieza de la dinastía Qin, la que había unificado el imperio no sólo por las armas sino también con la imposición de sistemas únicos de escritura, dinero, peso y medidas junto con la construcción de canales y caminos. La tumba de emperador responsable de todos esos logros estaba muy cerca del pozo donde los campesinos habían desenterrado la estatua, de modo que la pieza debía ser de esa época. El arqueólogo le pidió a un ayudante que lo acompañara y fueron al lugar en bicicleta. “Estábamos tan emocionados que íbamos tan rápido que parecía que estábamos volando”, escribió en un ensayo muchos años más tarde. Después de examinar la escultura, empezaron a trabajar alrededor de ella y encontraron fragmentos de otras: piernas, brazos y dos cabezas. Los recogió y las trasladó al museo en un camión. Trabajó incansablemente durante dos días y tuvo su premio: frente a él tuvo armados dos imponentes guerreros de terracota de 1,78 metros de altura.

Zhao y su ayudante siguieron trabajando en secreto durante los catorce meses siguientes, hasta que la incómoda intervención del periodista de la agencia Xinhua lo obligó a hacer esa llamada a Beijing.

Un ejército imponente
La ayuda de las autoridades aceleró los trabajos de excavación. Con el correr de los días se comprobó que esas piezas y muchísimas otras formaban parte de un proyecto subterráneo de 56 kilómetros cuadrados, construido por orden del emperador Qin Shi Huang poco después de haber asumido el trono, cuando tenía 13 años. En toda su extensión ordenó colocar miles de guerreros de terracota en formación de batalla para defenderlo cuando muriera. Se trataba de un trabajo excepcional, no solo por su magnitud sino también por sus detalles: ningún guerrero debía ser igual a otro, sus rasgos debían ser diferentes. También hizo esculpir carros y caballos y proveyó a su ejército de los muertos con miles armas de bronce. No fueron los únicos hallazgos. Los arqueólogos encontraron espadas sin oxidar, protegidas por una capa de cromo, ballestas automáticas y puntas de flecha que, evidentemente, habían sido fabricadas en serie, un verdadero avance industrial para la época.

También descubrieron que en algún momento el ejército de terracota de Qin Shi Huang había sufrido ataques, dado que a muchos de los guerreros les faltaban las armas. Con la ayuda de historiadores, lograron datar el hecho y descubrieron que no se había tratado de la obra de simples saqueadores de tumbas. Poco después de la muerte del emperador, el imperio chino vivió tiempos de conmoción, con una serie de revueltas. Durante una de ellas, la rebelión del reino de Chu dirigida por el general Xiang Xu, las tropas rebeldes entraron en la tumba, la saquearon e intentaron quemarla.

Con los siglos, la existencia de la tumba del emperador y del ejército de terracota fue olvidada y poco a poco quedaron cubiertos por la tierra y la vegetación. Hasta que, casi dos mil años más tarde, un campesino llamado Yang Zhifa golpeó con su pala el cuerpo de un guerrero.

Desde entonces, los trabajos en la locación de la tumba del emperador y el ejército de terracota no se detuvieron y continúan hasta hoy. Según los informes más actualizados, hasta 2021 se habían descubierto más de 8.000 soldados, con uniformes de acuerdo con sus rangos, vestidos con armaduras y pintados de colores vivos, distribuidos en tres fosas o recintos.

En la fosa número uno hay un ejército en formación de ataque con 6.000 figuras de caballos y soldados. Una compañía de 204 soldados de infantería armados con ballestas y arcos forma la vanguardia del ejército, seguida de treinta líneas de carros alternados con más infantes. En los flancos hay dos líneas de soldados mirando hacia fuera.

La fosa número dos fue descubierta a unos veinte metros de la primera. Allí se despliegan 1.400 arqueros, soldados de infantería y carros en una formación militar más compleja. Hay una mayor variedad de tropas, con arqueros, lanceros, soldados de caballería, carros y dos comandantes. Uno de ellos está sobre un carro de combate, en la retaguardia; el otro, a pie, en la última fila de la vanguardia.

En la fosa número tres, los arqueólogos suponen que debería estar el comandante en jefe del ejército de terracota, en un punto vacío, pero rodeado por 86 soldados, la mayoría de los cuales tienen uniformes de oficiales.

Todas las figuras estaban adornadas originalmente con esmaltes y pinturas de diferentes colores, aplicadas sobre una base de laca. El uso de esa base hizo que, cuando fueron desenterradas las piezas, la pintura se oxidara. Para restaurarlas, se montó un laboratorio en el mismo terreno donde está el yacimiento arqueológico. También fue descubierta una cuarta fosa, pero está vacía. Se supone que no fue terminada antes de la muerte del emperador y luego se la abandonó.

Una pelea por la gloria
La repercusión mundial del descubrimiento de los guerreros de terracota desató una pelea a menor escala, la sorda batalla entre el campesino Yang Zhifa y el arqueólogo Zhao Kangmin por la gloria del hallazgo. El papel jugado por Zhao demoró mucho en ser reconocido mientras se le adjudicaba el descubrimiento a Yang Zhifa. “Es una locura, si yo no llegaba a tiempo y los detenía, los campesinos habrían destruido las esculturas. Ver no es descubrir. Todo lo que quieren es dinero”, se quejó el arqueólogo en más de una entrevista con periodistas extranjeros.

Mientras tanto, el campesino firmó durante años los libros de fotografías que se venden en la tienda de souvenirs del Museo de los Guerreros y Caballos de Terracota. “El gerente de la tienda me dijo que me pagaría 300 yuanes (unos 50 dólares) por mes. Pensé ‘no está mal’, así que vine”, le contó a un periodista británico que visitó el yacimiento en la década de los ’90. Sin embargo, ese beneficio no compensó las pérdidas que sufrieron él y sus hermanos a raíz del hallazgo. Les quitaron las tierras para poder explotar mejor su interés turístico y los tres hermanos Yang murieron en la pobreza. Incluso uno de ellos, Yang Puzhi, se suicidó en 1997. Poco antes de morir, Liu Xiquin, la esposa de Yang Quanyi, le contó a un periodista del South China Morning Post que al final de sus vidas los hermanos Yang maldecían el descubrimiento que los había tenido como protagonistas. “Creían que les había traído mala suerte y se preguntaban si los soldados no debían haberse quedado para siempre bajo tierra”, le dijo.

Más allá de cualquier superstición, los guerreros del emperador se han convertido en uno de los mayores atractivos turísticos de China, a la par de la Gran Muralla. Desde su descubrimiento hasta el año pasado, el Museo del Mausoleo de Qin Shi Huang, donde se encuentra el Ejército de Terracota, ha recibido la visita de más de 160 millones de personas provenientes de todos los países del mundo, con un récord de 11 millones en 2023.

Comparte esto:

  • Twitter
  • Facebook
  • WhatsApp

Related Posts

Lula avisó que aplicará un arancel recíproco del 50% a EE.UU, aunque negociaría con Trump
mundo

Lula avisó que aplicará un arancel recíproco del 50% a EE.UU, aunque negociaría con Trump

11 julio, 2025
Qué es el “Big Beautiful Bill” de Donald Trump y qué cambios propone
mundo

Qué es el “Big Beautiful Bill” de Donald Trump y qué cambios propone

8 julio, 2025
El número de muertos por las inundaciones en Texas ascendió a 82 
mundo

El número de muertos por las inundaciones en Texas ascendió a 82 

7 julio, 2025

Recomendadas

Avanza la obra de saneamiento en la chacra 183

Avanza la obra de saneamiento en la chacra 183

11 horas ago
La Policía refuerza los operativos viales en atractivos turísticos durante las vacaciones de invierno

La Policía refuerza los operativos viales en atractivos turísticos durante las vacaciones de invierno

11 horas ago
Médica rotante ecuatoriana eligió el Madariaga para especializarse con el robot Davinci

Médica rotante ecuatoriana eligió el Madariaga para especializarse con el robot Davinci

12 horas ago
“Cuando se gobierna, se gobierna para todos: para quienes piensan como uno y para quienes no”, aseguró Passalacqua en la Cumbre Mundial de Gobernabilidad y Democracia

“Cuando se gobierna, se gobierna para todos: para quienes piensan como uno y para quienes no”, aseguró Passalacqua en la Cumbre Mundial de Gobernabilidad y Democracia

15 horas ago
No Result
View All Result

Treinta & Tres Media Group
97.3- Posadas | 102.3 Iguazú | 99.5 Apóstoles 99.5 Oberá | FOX 106.1 Posadas | Mammoth Productora 3764-531233 Titular: Alberto I. Iwanczuk Lorenz

Seguinos en las Redes

  • Inicio
  • política
  • economía
  • deportes
  • policiales
  • MAS

© 2022 Treinta & Tres Media Group

No Result
View All Result
  • Inicio
  • política
  • economía
  • deportes
  • policiales
  • MAS
    • Generales
    • Actualidad
    • Argentina
    • Ciudad
    • Misiones
    • Posadas
    • mundo
    • Educación
    • salud
    • Cultura
    • Sociedad
    • tecnología
    • Turismo
    • Curiosidades
    • Agro

© 2022 Treinta & Tres Media Group

Posting....