La rafaelina es una promesa del deporte argentino. Recientemente se destacó en los Panamericanos de Colombia, donde obtuvo una presea de plata y otra de bronce. Ella despliega su talento por destinos exóticos del mundo, y en una de sus últimas aventuras viajó a China y Japón para entrenarse con las mejores del planeta
Emilia Acosta con las dos medallas que logró en Colombia (Instagram: @crearclub)
Ella es una de las promesas del deporte argentino. Una figura naciente que con 15 años aspira a brillar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Su talento conmueve a sus espectadores; y los recientes resultados obtenidos en los Panamericanos de Colombia representaron una motivación extra para Emilia Acosta, la gimnasta adolescente que va camino a ser una de las grandes glorias albicelestes.
Con una mirada inocente y esperanzadora, la joven le había manifestado a Infobae las intenciones que tenía para el certamen internacional que se desarrolló en Santa Marta. “Tengo los objetivos bien claros: quiero ganar una medalla y traerla para Argentina”. Y a falta de una, la rafaelina cumplió y trajo dos (una de plata y otra de bronce).
Para fomentar su rendimiento, formó parte de una gira por siete días en el Ajinomoto National Training Center de Tokio. Una iniciativa impulsada por la Embajada de Japón que le permitió perfeccionar sus producciones. “Disfruté mucho de esa experiencia. Me ayudó mucho a entender el sistema de trabajo de las asiáticas, que son deportistas de primer nivel mundial. Ellas son la élite y tenían un ritmo de entrenamiento muy bueno. Hacían doble turno y me tuve que adaptar. Hay una gran diferencia con los trabajos de acá, porque generalmente nosotras le dedicamos cinco horas diarias y allá es más tiempo”, reflexionó.
A su lado, el Embajador Hiroshi Yamauchi acompañó a la atleta argentina en el Cenard con palabras de apoyo que fueron en sintonía con la donación de doce equipos para que los protagonistas puedan desarrollar sus actividades. “En Japón, además de los resultados, el proceso y el esfuerzo diario suelen ser muy importantes. Los resultados de los atletas son el reflejo del esfuerzo de sus familias, su equipo técnico y, por supuesto, de ellos mismos. La donación pretende ser sólo un grano de arena en toda esta cadena de trabajo”, subrayó el funcionario del país del Sol Naciente.
Su estadía por el continente más poblado del planeta le generó un choque cultural y gastronómico que aún no puede asimilar. Si bien reveló que le “gusta salir del país” en busca de nuevos desafíos, la alimentación se presenta como un factor determinante en su preparación. “Me llama mucho la atención cómo son los distintos gimnasios en los que me toca participar. He conocido ciudades increíbles, pero con las comidas me cuesta adaptarme. En lugares como Japón, Ecuador o Turquía no tuve tantos problemas, pero en China no me animé a comer nada, porque hacen todo muy picante”, recordó.
Naturalmente, nada es comparable con los platos caseros que le prepara su abuela paterna cuando se instala en su departamento de Buenos Aires. “Ella tiene una patología, porque tiene celiaquía. Está limitada por esa situación y tiene que tener un cuidado específico. Sobre todo cuando viaja al extranjero, que es cuando a una le aparece algún temor. Siempre le digo que se cuide con las comidas Tenemos culturas muy distintas con otros países, con una gastronomía de una elaboración diferente; por eso, cuando está en mi casa, me pide que todo lo haga a base de arroz, como los risottos o los fideítos chinos”, detalló Rosi, sin ocultar el amor y el orgullo que siente por su nieta.
Su incursión como gimnasta se dio por una casualidad del destino. Como de chiquita siempre fue muy inquieta, la madre la anotó en un gimnasio para que realizara una actividad extracurricular y “llegue cansada” a su casa para que pueda dormir tranquila. Así, las tardes en Rafaela se convirtieron en una rutina cargada de dedicación y adrenalina. “Todo se lo debo a mi mamá, que me llevó cuando tenía tres años y desde entonces me apasiona lo que hago”, aclaró la futura estrella.Emilia Acosta – Panamericanos de ColombiaEmilia Acosta – Panamericanos de Colombia0 seconds of 1 minute, 4 secondsVolume 27% Emilia Acosta – Panamericanos de Colombia
El Club Crear se transformó en su segundo hogar. Y junto a su entrenador, Víctor Ingaramo, despliega producciones cautivadoras que la ubican como una de las grandes promesas del deporte nacional. “Nos sorprende la fascinación que siente por la actividad que eligió. Es una enorme satisfacción para nosotros, porque además es muy aplicada en la escuela”, remarcó su abuela. Es que la quinceañera responde en el colegio con notas tan buenas como las que despliega ante los jueces que la evalúan en cada competencia. Por la mañana acude a clases, de 13 a 18 se dedica a los entrenamientos y luego continúa con los libros para cumplir con las exigencias curriculares.
Tan focalizada está en la gimnasia que para su Fiesta de 15 optó por una reunión íntima con familiares y amigos para no desconcentrarse en la tradicional ceremonia que celebran las adolescentes. Su cumpleaños coincidió con su regreso de Japón. “Hizo una celebración con las personas que seleccionó para que la acompañaran ese día. Al estar entrenando permanentemente y saliendo constantemente de la ciudad, el vínculo con los compañeros del colegio no se hizo tan estrecho con los amigos del gimnasio”, explicó su abuela.
Rosi es consciente que pertenece a otra generación. Por lo tanto, trata “de mantenerse al margen” en las decisiones que toma su nieta, aunque la apoya en cada instante. “Ella sabe lo que tiene que hacer, porque está muy entusiasmada con la posibilidad de participar en un Juego Olímpico. Depende de ella. Sabe que tiene una familia que la cuida y la contiene mucho. Cuando se queda en casa aprovechamos para salir a pasear y que también pueda disfrutar de lo que ofrece la Ciudad”, comentó.
“No te alejes”, “ojo lo que comés” o “cuidado con quién te juntás” son algunos de los consejos que le brinda su abuela cuando están juntas, aunque advierte que a Emi “todavía no se le dio por ir a bailar o tener salidas con chicos de su edad”. De todos modos, sabe que es una posibilidad que podría surgir en un futuro inmediato. “Cuando llegue ese momento, ella evaluará la situación. Hoy prefiere seguir compitiendo, porque es el deporte que ama, pero será su decisión. Nosotros vamos a respetar lo que ella elija. Lo más importante es que se divierta y sea feliz”, cerró.
Con la cita de París a la vuelta de la esquina, Emilia Acosta se ilusiona con llevar la bandera albiceleste en la edición que se desarrollará en Estados Unidos en 2028. “El campamento en China y Japón fue justamente para que Sudamérica pueda ganar una medalla en Los Ángeles. Creo que estamos encaminados”, completó la gimnasta. Su sueño estará acompañado por más de 45 millones de argentinos.