Después de anotar la divisa un precio récord en octubre de 2020 en el segmento libre anotó desde entonces una suba de un peso o 0,5%, frente a una acumulado del 87% en el IPC del Indec
La economía argentina, con altos índices de inflación y una serie de controles y “cepos” para evitar mayores desequilibrios, anota en las últimas semanas una nueva “distorsión” de precios relativos, ahora abarcativa al mercado de cambios, donde la cotización del dólar oficial mantiene un gradual sendero alcista y los dólares alternativos tocaron precios nominales mínimos en 2022.
El valor de la divisa en el segmento libre exhibió en octubre de 2020 una aceleración de precios que no se veía desde la crisis de 2002. Sin horizontes de salida para las medidas de aislamiento contra el Covid-19, entonces sin vacunas a mano y en plena recesión global y local, el dólar “blue” se disparó a $195 para la venta el 22 de octubre de aquel año, 18 meses atrás.
En el inicio de abril el dólar libre llegó a negociarse a $196 para la venta, apenas un peso o 0,5% por encima del récord de 2020, cifras que indican que aquel que se quedó refugiado en los billetes verdes perdió el 53,7% del valor de su ahorro medido en el equivalente a la compra de bienes y servicios en el mercado interno, por efecto de una inflación irreductible, que acumuló un 87% en 18 meses.
Aunque los $195 por dólar de octubre de 2020 no tuvieron un fundamento concreto y, de hecho, el precio del billete cayó con fuerza en los seis meses posteriores (a $139 el 7 de abril de 2021), los $196 del 2022 se van quedando “cortos” respecto de los niveles de emisión y circulación monetaria, tradicionales motores del ajuste cambiario.
Si se considera la inflación acumulada desde el 28 de octubre de 2019, cuando se estableció un férreo control de cambios con tope de USD 200 mensual para la demanda privada, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC acumuló 156% en 29 meses transcurridos desde noviembre de 2019.
En el mismo período, la cotización del dólar libre trepó 159,6%, desde los $75,50 del 25 de octubre de 2019, lo que significa que la inflación ya se “comió” el excepcional “colchón” cambiario, por la dramática devaluación del peso que empezó en mayo de 2018 y continúa hasta el presente, tanto con la referencia del dólar formal como informal.
Si se toma en cuenta el crecimiento de la circulación monetaria, es decir, el dinero en efectivo en la calle más cuentas a la vista, ésta se expandió un 186,5%, desde los 923.500 millones del 25 de octubre de 2019 a los $2,65 billones ($2,64 billones) del 31 de marzo de este año.
Tanto del dólar informal como las paridades bursátiles del “contado con liquidación” y el MEP respetan una trayectoria similar a la del circulante. De hecho, cuando superaron la línea que demarca el dinero en circulación, rápidamente se replegaron sus cotizaciones a valores que se reencauzaron en este “fundamento” monetario. Si el dólar libre y el “contado con liqui” replicaran hoy la expansión de la cantidad de dinero, deberían cotizar $217 y $231, respectivamente, valores récord que ya alcanzaron a fines de enero.
Los 30 puntos porcentuales que separan a un IPC ahora creíble, informado por el Indec, del crecimiento de la circulación monetaria, sugieren una brecha que tarde o temprano tenderá a cerrarse, tanto para los precios minoristas como para los de los dólares libres del “cepo” oficial.
“Sostenemos que los fundamentales terminarán retornando al centro de la escena y por ello mantenemos nuestra visión alcista con respecto al MEP y al contado con liquidación. Dentro de la curva pesos seguimos optando por las Lecer largas; en segundo plano y a fines de diversificar vemos atractivos los Badlar”, destacaron los expertos de Consultatio Plus en un informe.
Los analistas de Portfolio Personal Inversiones consideraron que “la ‘pax cambiaria’ se extendió por un tiempo mayor al esperado”, con un “contado con liquidación” que cayó casi 6% en marzo, y en la zona de los $190 se ubica 19% debajo de los máximos registrados en enero. “Sin embargo, no se descarta que mantenga una relativa calma en la medida que entramos en el periodo de mayor liquidación del sector agroexportador”, agregaron.
Un informe de GMA Capital subrayó que “el riesgo de entrar en una espiral inflacionaria tampoco es menor. No solamente hay un ausencia total de anclas, sino que convivimos en un contexto de fragilidad y tensión política. Un estado de anomia sería lo último que necesita la alicaída demanda de pesos mientras que los precios se recalientan y hay pocos dólares”.
“El reconocimiento de estos riesgos podría generar una reversión de los flujos financieros por el lado del tipo de cambio. Tras haber caído $40 desde el pico de enero, el dólar podría tomar impulso sin previo aviso”, añadió GMA Capital.
¿Qué pasó con el dólar oficial?
El tipo de cambio mayorista alcanzaba los $60 hace 29 meses atrás, cuando el presidente Alberto Fernández se impuso en las elecciones presidenciales a Mauricio Macri. Hoy, se pacta en $112, con un incremento acumulado de 86,7%, que refleja un rezago de unos 70 puntos porcentuales respecto de la inflación. Por lo tanto, el poder de compra del dólar mayorista se redujo en un 27% en valores reales.
No obstante, la competitividad desde el aspecto cambiario se mantiene en niveles sostenibles, principalmente por la apreciación del real brasileño (subió 20% respecto del dólar en 2022) y en menor grado, del yuan chino, las divisas de los principales socios comerciales de la Argentina.
En este sentido, aparece como un dato positivo la reducción de la brecha cambiaria, que tocó un pico de 150% en octubre de 2020 y en la última semana llegó a recortarse a 75%, la menor desde junio del año pasado. A mayor brecha, también son mayores las expectativas de devaluación, que condicionan las decisiones de gasto e inversión tanto de ahorristas como empresas y deterioran la confianza en la economía.
Lucas Yatche, Head of Strategy and Investments de Liebre Capital, dijo que “el BCRA vuelve a vender reservas en un marco donde la devaluación mensual no se despega del 3%. En este marco es difícil entender la estrategia del Central para contener el tipo de cambio real y no perder competitividad, en un contexto donde el descongelamiento de tarifas y el incremento de los precios internacionales apuntan a que el shock inflacionario no corresponda a un evento transitorio”.
“Es sumamente importante remarcar que los factores externos generan mayores dificultades a emergentes en términos inflacionarios. Con una inflación del 4,7% a nivel local y del 0,8% en Estados Unidos, se necesita que el tipo de cambio nominal corra al 3,9% para tener estabilidad el tipo de cambio real bilateral”, advirtió Yatche.