A una semana de convertirse en el ganador moral del juicio que le inició por difamación a Amber Heard, el actor de Piratas del Caribe se muestra feliz y agradece a sus fans por haber recuperado su carrera. La historia de un “chico rebelde” y los amores apasionados que marcaron su vida
“A todos los que me apoyaron leal e inquebrantablemente y tanto valoro: Hemos estado juntos en todas partes, lo hemos visto todo. Caminamos juntos por los mismos lugares. Hicimos lo correcto juntos, y fue porque ustedes se preocuparon por eso. Y ahora, seguimos adelante todos juntos. Ustedes son, como siempre, mis empleadores y, una vez más, me reduzco a la nada para agradecerles, porque no alcanza con decirles gracias. Así que gracias. Los amo y los respeto”.
El mensaje tiene unos días y Johnny Depp lo compartió en su cuenta de Instagram junto a un video que lo muestra llegando a los tribunales de Virginia entre miles de fans que sostienen carteles a favor del actor y corean su nombre e inclinándose ante el público que lo aplaude en un recital en Inglaterra la semana pasada.
El mismo nombre que en los últimos cinco años se había convertido en mala palabra en la industria cuando, en medio de su conflictivo divorcio con Amber Heard, los trascendidos y los tabloides lo señalaron como un “golpeador de esposas”. Depp había perdido en 2020 un juicio en el Reino Unido contra The Sun por llamarlo así, pero entonces –pese al desfile de testigos que aseguraban que no era un hombre violento– primó el derecho a la libertad de expresión.
Ahora el jurado popular de Fairfax, donde se imprime The Washington Post, acaba de darle una victoria moral sobre su ex mujer –la actriz de la que se enamoró perdidamente en el rodaje de The Rum Diary y por la que dejó a su pareja de más de una década y madre de sus hijos, Vanessa Paradis–, a quien acusó de difamación por una columna publicada en ese medio en la que se definía como “la imagen de la violencia doméstica”.
El fallo –que obliga a Heard a pagarle US$15 millones y a él otros US$2 por la contrademanda que ella le inició- no tenía el poder de declararlo inocente, pero sí determinó que ambos se difamaron mutuamente. Y fue, sobre todo, la oportunidad de que uno de los artistas más talentosos de su generación, adorado tanto por quienes fuimos adolescentes en los 90 –cuando él y su amigo River Phoenix eran la cara de una nueva masculinidad sensible que, como dijo Depp en el juicio, sólo era capaz de abusar de sí misma (hasta la muerte trágica y prematura, en el caso de Phoenix)–, como por los chicos que crecieron con la saga de Piratas del Caribe, pudiera contarle al mundo su verdad y recuperar su imagen.
Y eso fue lo que ocurrió: hoy hasta sus abogados son aclamados. Kathleen Zellner, una de las cabezas de su equipo legal, contó esta semana en una entrevista se decidió a aceptarlo como cliente tras un llamado que hizo Depp a su estudio en el que le decía que la había visto decir en un documental de Netflix (Making a Murder, 2015) asegurar que ella “sería la última persona que alguien contrataría si fuera culpable”. Así, el operativo para limpiar su reputación sigue adelante, mientras Depp parece listo para relanzar su carrera. No son pocos motivos para celebrar su cumpleaños número 59 como no pudo hacerlo en el último lustro.