Montecarlo vivió un hecho de profundo valor histórico y diplomático con la visita oficial del Embajador de la República Federal de Alemania en Argentina, Sr. Dieter Lamlé. En una reunión desarrollada en la Municipalidad, el Embajador fue recibido por el intendente Julio “Chun” Barreto, con quien mantuvo un diálogo orientado a fortalecer vínculos institucionales, culturales y, especialmente, proyecciones laborales para los vecinos de la ciudad.
Durante el encuentro, se produjo uno de los momentos más emotivos de la jornada: el Embajador obsequió al intendente un fragmento original del Muro de Berlín, resguardado en una cápsula transparente con la inscripción “Original Berliner Mauer 1961–1989”. Este presente, cargado de memoria y simbolismo, representa uno de los hitos más importantes de la historia contemporánea: el fin de una división que marcó a generaciones y la celebración universal de la libertad y la unidad.







Para el intendente Barreto, recibir este fragmento significó un gesto de enorme valor emocional y diplomático. Para la comunidad de Montecarlo, es un reconocimiento profundo a la historia local y a las raíces de las familias de origen alemán que hicieron su aporte al crecimiento de la región.
Además del intercambio simbólico, el encuentro abrió la puerta a un eje de trabajo central para el futuro: la posibilidad de generar articulaciones laborales que permitan que ciudadanos de Montecarlo accedan, en un futuro cercano, a oportunidades de trabajo en Alemania. Esta iniciativa, impulsada durante la conversación entre el Embajador y el intendente, apunta a construir nuevos puentes de desarrollo profesional, capacitación y movilidad internacional.
Posteriormente, el Embajador participó del acto en la Plaza Alemania, organizado por la Asociación de Entidades Alemanas y Otras de Montecarlo, donde se plantó un árbol conmemorativo como símbolo de las raíces profundas que la inmigración alemana dejó en la Argentina y del futuro compartido que continúa creciendo a partir de ese legado.
La visita del Sr. Lamlé dejó una marca imborrable en Montecarlo: entre la fuerza histórica del Muro de Berlín, la emoción del intercambio simbólico y las nuevas perspectivas laborales, este encuentro se consolida como un hito en la construcción de lazos internacionales que miran al futuro.








