El presente signado por la recesión se combina con lo que serían caídas de dos dígitos para el cierre del año en industria, construcción y comercio, inconsistencias en los números macro proyectados para 2025 y un consumo privado -representa el 74% del PIB- creciendo por debajo de la actividad, tres años seguidos.
El gobierno nacional focaliza su programa económico en lograr el equilibrio fiscal que le permita, sobre todo, hacer frente a los pagos de deuda, pero a costa de una economía real que sigue mostrando caídas significativas y con parálisis productiva en sectores clave. En relación, se espera que esta semana se conozcan los datos oficiales de actividad, consumo y salarios del inicio del segundo semestre del año, al tiempo que las proyecciones del Presupuesto 2025 ya generan dudas sobre su cumplimiento: caída del 3,8% del PIB en 2024, con eje en la recuperación del agro, pero con una industria cerrando 13% abajo, similar a la actividad comercial, mientras que la inflación se ubicaría en torno al 104% interanual, muy por detrás de las proyecciones del mercado. Para los próximos años si bien se plantea un crecimiento sería con el consumo privado mejorando por debajo del Producto Bruto, tres años consecutivos.
En la misma línea, los datos del segundo trimestre de este año muestran una caída del PIB del 1,7%, debido a que la inversión se contrajo en dos dígitos (-29,4% interanual), el consumo privado bajó 9,8% -explicación central de la caída de la actividad- el consumo público descendió 6%, y las expectativas de las empresas siguen siendo poco favorables para lo que viene: solo el 2,5% proyecta un aumento del personal en los próximos meses mientras que en lo que va del gobierno ya se registró un aumento 450 mil desocupados.
Aún con estos números sobre la mesa, el gobierno proyecta una recuperación 2025: se espera un crecimiento del PIB del 5%, pero con un mercado interno recuperándose por debajo de ese guarismo, lo que pondría las expectativas en la actividad primeria y de base extractiva (sector agropecuario, gas natural y petróleo no convencional, minería, energía).El optimismo de una fuerte reactivación por mayor inversión y apreciación cambiaria, se enfrenta a una recesión que al momento no da tregua.Tal es así que, si se excluye al sector agropecuario, la actividad económica se contrajo en junio 9% interanual, siendo más alta de la era Milei con la excepción de la de marzo (-9,7%), según estimó el centro CIFRA-CTA.
A su vez, alertaron que los próximos meses La Libertad Avanza enfrentará, además, un problema para nada menor: la fragilidad del sector externo. “Pese a las apariencias vinculadas al actual ‘veranito financiero’, en el bienio junio-julio se constató el inicio del déficit de la cuenta corriente del balance cambiario (-220 y -1.670 millones de dólares) en el marco de una evidente apreciación cambiaria y de la tendencia a la caída de las reservas internacionales. Si bien los ingresos por el blanqueo de capitales pueden disimular en el corto plazo esta tendencia, la perspectiva es a que se profundice”.
Consumo deprimido y actividad a la baja
Los datos oficiales de actividad económica para el segundo semestre del año muestran una caída del PIB del 1,7% interanual y del 3,4% en el primer semestre meses del gobierno de Javier Milei. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el sector de la construcción sufrió la mayor contracción entre los sectores (-22,2%) seguido por la industria manufacturera (-17,4%) y el comercio (-15,7%), bajas parcialmente compensadas por la agricultura, que registró un aumento interanual del 81,2%, dada la sequía del 2023 que implica una base de comparación baja en ese año. En relación, los datos del periodo son resultado de una fuerte caída en la Formación bruta de capital fijo (inversiones) en torno al 29,4%, así como del consumo privado (-9,8%) y el consumo público (-6%).
En ese esquema, los números continúan siendo poco prometedores para la industria. De acuerdo con el texto del Presupuesto 2025 presentado por La Libertad Avanza, para la actividad industrial se proyecta una contracción del 13,3% en 2024. Al respecto, según en julio la actividad industrial registró una caída interanual (-5,4%) aunque una suba mensual desde los bajos niveles de junio (+6,9%), acumulando una baja de -14,6% en lo que va del año, según el Índice de producción industrial manufacturero (IPI-INDEC), al tiempo que el informe de actividad de la Unión Industrial Argentina (UIA) anticipó para agosto un nuevo descenso interanual y una baja en la comparación mensual, revirtiendo la mejora de julio. En el octavo mes del año volvió a acelerar la caída interanual en los despachos de Cemento (-26,5% i.a.), así como también en el sector Automotor (-18,6% i.a.), y energía eléctrica de Grandes Usuarios Industriales (-9,4% i.a.), con un comportamiento mayoritariamente a la baja al interior del rubro.
Así, “el sector industrial sigue enfrentando un panorama desafiante”, indicaron desde la central industrial y agregaron que de acuerdo a la III Encuesta UIA del año, para el 69% de las empresas de la actividad la utilización de la capacidad instalada fue menor a la considerada como óptima y la mayoría (56%) esper recuperar niveles adecuados recién a partir de la segunda mitad del 2025. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) la actividad manufacturera de las pymes descendió 8,7% interanual en agosto y acumula una retracción de 16,9% en los primeros ocho meses del año. “Las industrias pymes aún no muestran señales firmes como para afirmar la existencia de un cambio de tendencia o de reactivación, más que algunos focos los cuales van siendo aleatorios mes a mes”, valoraron.
Asimismo, dada la magnitud de la crisis de la industria manufacturera, nueve de cada diez empresas dedicadas a la fundición esperan una caída de la rentabilidad en 2024 y más de la mitad proyecta un menor nivel de empleo. Así lo indicó el primer informe elaborado por la Cámara de Industriales Fundidores de la República Argentina que agrupa a firmas dedicadas a la fabricación de piezas fundamentales para diversas industrias estratégicas del país, principalmente la automotriz, la siderúrgica y la de maquinaria agrícola. Según los datos, el 43% espera una “baja sustancial” de la demanda en el año y un 37% proyecta una menor inversión.
La situación no es más alentadora en el caso de la construcción. Según el Indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC-INDEC) si bien en julio registró una suba mensual (serie desestacionalizada) del 8%, aún continúa a la baja (-20,4%) respecto a igual mes de 2023 y el acumulado de los siete meses de 2024 se contrajo 30,9%. Según relevamientos del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC) en el séptimo mes del año se evidenció una baja del 10,1% en el número de empleadores en actividad en tanto que el número de empresas activas sigue en su nivel más bajo desde el año 2006, con excepción de los registros correspondientes al año de la pandemia del COVID-19 (2020). A nivel de ocupación en la “se daría en un escenario marcado por la pérdida de casi 100.000 puestos de trabajo en los últimos diez meses”.