Un estudio reveló que el coronavirus puede dejar graves secuelas en el hígado y los pulmones de los pacientes recuperados.
Dos estudios realizados en Estados Unidos y China mostraron que el coronavirus deja graves secuelas en el hígado de los pacientes recuperados porque las células a las que se une para infectar el cuerpo se encuentran en el esófago, la vesícula y el intestino.
Mientras el coronavirus avanza por el mundo, los científicos se dedican a buscar una vacuna y detectar hasta qué punto afecta a otros órganos del cuerpo, además de los pulmones y el tracto respiratorio.
Por ahora, hay datos que señalan que el coronavirus puede dañar el sistema inmunológico y despertar una respuesta inflamatoria excesiva. Mientras que otros estudios muestran cómo afecta la coagulación de la sangre y genera trombos que pueden provocar accidentes cerebrovasculares.
Según informaron desde MedPage Today, la gastroenteróloga y hepatóloga Reem Sharaiha, de la Universidad de Cornell y el Hospital NewYork-Presbyterian, realizó un estudio en 1.100 casos de pacientes adultos con coronavirus en Nueva York.
La científica descubrió que la tercera parte de los pacientes con coronavirus presentaban algún síntoma gastrointestinal y que casi las dos terceras partes tenían dañado el hígado, tras analizar los niveles de las enzimas transaminasas.
Los pacientes que tenían enfermedades hepáticas crónicas fueron los más propensos a desarrollar síntomas gastrointestinales, detalló el trabajo de Sharaiha y además descubrieron que las mujeres estaban en mayor peligro que los varones.
La otra investigación, publicada en The Lancet, del Hospital Universitario Sun Yat-sen de Cantón, China, explica: “Los síntomas generales aparecieron en el 15% de los pacientes y el daño hepático en el 19%”, escribió el autor principal, Ren Mao. “A medida que aumentó la gravedad de la enfermedad, los síntomas digestivos y las lesiones hepáticas se hicieron más pronunciados”.
“Alrededor del 10% de los pacientes llegaron [al hospital] sólo con síntomas gastrointestinales, sin manifestaciones respiratorias”, detalló la investigación de Mao. Y, como no se conocía la asociación entre el virus y el tracto digestivo, “tuvieron retrasos en el diagnóstico de COVID-19 a pesar de que aquellos con síntomas gastrointestinales tienen un mayor riesgo de padecer una enfermedad grave o crítica y de desarrollar un síndrome de dificultad respiratoria aguda”.
