Según el artículo 9 de la nueva Ley de Etiquetado Frontal, estos personajes ya no pueden aparecer en los paquetes que contengan octógonos.
Esta semana la Cámara de Diputados aprobó la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos, el proyecto que obliga a marcar con un sello octogonal negro de advertencia los paquetes y envoltorios de todos los alimentos que tengan exceso en azúcares, grasas, calorías o sodio.
Con esto no solo los alimentos con estas características tendrán que llevar un octógono en el frente que lo indique, sino que también se incluyeron otros puntos como la imposibilidad de sumar a personajes en los envases.
Según detalla el artículo 9 de la ley, «los alimentos y bebidas analcohólicas envasadas que contengan algún sello de advertencia no pueden incorporar en sus envases personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas, elementos interactivos, la entrega o promesa de entrega de obsequios, premios, regalos, accesorios, adhesivos juegos visual-especiales, descargas digitales o cualquier otro elemento, como así también la participación en concursos, juegos, eventos deportivos, musicales, teatrales o culturales junto con la compra de productos con por lo menos un nutriente crítico en exceso, que inciten, promuevan o fomenten el consumo, compra o elección de este«.
Con esto, varios de los clásicos personajes de alimentos para niños tendrán que desaparecer de los paquetes, por lo que enseguida se abrió el debate en redes sociales.
Uno de los casos más nombrados fue el del Tigre Tony, el personaje que se veía en las cajas de cereales Zucaritas.
«Buen día para todos, excepto para el tigre de Zucaritas que ya no va a estar más en el país porque así se combate el hambre en Argentina«, dijo el influencer financiero y candidato libertario Ramiro Marra en Twitter.
Otros personajes, como el de los alfajores Capitán del Espacio o el conejo del polvo para preparar chocolate de Nesquik, también deberán desaparecer.
Sin embargo, la despedida no será inmediata. El proyecto de ley le da un plazo de 90 días al Poder Ejecutivo para reglamentar la ley. Pasado ese tiempo, las pymes tienen un año de margen para adecuarse a la ley, mientras que las grandes empresas tienen un plazo de seis meses hasta tener que exhibir los octógonos en sus productos.
Asimismo, el proyecto prevé dos años de adecuación extra para aquellas firmas que inicien un proceso de adaptación de nutrientes.
