Las elecciones presidenciales de Brasil se desarrollaron en un escenario aún crítico por la enorme deuda social y las dudas sobre la economía
Cuando asumió la presidencia en 2019, Jair Bolsonaro se encontró con un PBI de USD1,92 billón, mientras que finalizrá su mandato habiendo cerrado el 2021 con USD1,61 billón, según datos del Banco Mundial.
En tanto, el desempleo subió bajo la presidencia del ex capitán del ejército brasileño del 11,6% al 13,2% y el real se devaluó un 39% frente al dólar. El principal índice bursátil, Bovespa, subió un 25% desde que Bolsonaro llegó al poder y un 65% desde los mínimos registrado durante la pandemia.
El actual mandatario ganó las elecciones en 2018, con un programa económico neoliberal que incluía, entre otros objetivos, el de acabar con el déficit presupuestario (del 7,45%, según datos del Banco Central de Brasil) antes de su tercer año en el poder, así como también situar la inflación por debajo del 4,5% y reformar el sistema de pensiones, el que se financiaría con la privatización de empresas estatales por unos 700.000 millones de reales (cerca de USD133.000 millones).
En octubre de 2019, el Congreso aprobó la reforma previsional. La edad mínima para jubilarse pasó a ser de 62 años para las mujeres y de 65 para los hombres, siempre y cuando se haya contribuido un tiempo mínimo de entre 15 y 20 años, respectivamente.
Tras declararse la pandemia en 2020, el PBI de Brasil cayó 4,1%, hasta el -3,9%, el peor desempeño en los últimos veinticinco años. El país creció en 2021 un 4,6% y rozó los 1,66 billón de euros, mientras que la tasa de desempleo se redujo al 13,2%. Sin embargo, la inflación se disparó hasta el 8,3%.
Este año, el PBI de Brasil subió 1,2% durante el segundo trimestre y el Ministerio de Economía prevé un crecimiento anual de 1,7%. El déficit presupuestario primario alcanzará los 59.354 millones de reales (USD12.000 millones). Por su parte, en el rubro privatizaciones, el presidente brasileño solo concretó la de Eletrobras, la mayor empresa de energía de América latina, en mayo de este año.
En ese contexto, Bolsonaro cerró el capítulo de la pandemia con una impronta negacionista que llevó a Brasil a convertirse en el país con más contagios y muertes por coronavirus en todo el mundo.