Es ingeniera biomédica y gracias a su investigación pudo desarrollar prótesis que permiten que se regenere el hueso desintegrándose solas. Su tesis, que aborda el estudio de estos biomateriales, fue premiada entre otros 100 ingenieros.
Reparar huesos, cambiar la realidad de las personas y contribuir a la ciencia. Estas tres cosas hizo Camila Sol Fernández, ingeniera biomédica de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), con su investigación y tesis sobre los biomateriales 3D aplicados a la medicina que, además, fue premiada entre otros 100 proyectos de ingeniería. Su desarrollo de prótesis de huesos en 3D fabricadas con biomateriales permite que las células puedan adherirse, crecer y formar nuevo tejido óseo, sin provocar respuestas inmunológicas ni efectos tóxicos: el organismo las reconoce como «familiares», lo que evita que el cuerpo las rechace.
“Si queremos que Argentina crezca desde el conocimiento y la innovación, el apoyo a la ciencia tiene que ser una política constante”, resalta Camila, que tan solo tiene 26 años, a El Destape. Con su investigación, echó luz sobre cómo estos materiales pueden cumplir una función temporal dentro del cuerpo y luego desaparecer sin dejar residuos ni causar daño, acompañando y favoreciendo los procesos naturales de curación y regeneración. Con el tiempo, los materiales se degradan y son absorbidos por el cuerpo, dejando en su lugar hueso regenerado.
La historia de Camila Sol Fernández: sus orígenes
Su interés por el funcionamiento de las cosas nació desde muy chica, cuando jugaba armando y desarmando objetos, preguntándose constantemente el «porqué» de todo: “La ‘cosa’ que más me fascinó fue la máquina más compleja y perfecta: el cuerpo humano”, expresa, sonriente.
Su espíritu de investigadora creció cada vez más, a través de documentales de medicina y cirugía que le hicieron conocer el mundo de las prótesis biónicas y la posibilidad de recuperar funciones o partes del cuerpo perdidas. Eso le despertó una fuerte atracción por el mundo de la salud, atracción que nunca más se apagó.
Al finalizar la escuela secundaria, entendió que su camino no era la medicina tradicional, sino que quería abordarla desde la ciencia y la tecnología. Así descubrió la Ingeniería Biomédica, una carrera que integraba todo lo que le apasionaba: innovación, tecnología y medicina. Con eso en mente, en 2017, un año después de egresarse del secundario en el Instituto Santa Rita, ingresó a la carrera de Ingeniería Biomédica en la UNSAM. Durante la pandemia, cursó dos años de manera virtual (2020-2021), lo que recuerda como un gran desafío que “también despertó en mí un fuerte deseo de volver a lo práctico, a lo experimental, a ese ‘aprender haciendo’ que está tan ligado a la ingeniería”.

Su acercamiento al mundo de los biomateriales y la Ingeniería en Tejidos nació de la necesidad de complementar lo aprendido en la carrera con experiencias prácticas que mostraran cómo la ingeniería biomédica puede ofrecer soluciones concretas a la medicina. Decidió canalizar la urgencia de aprovechar todo ese tiempo en el que no pudo estar en los laboratorios aplicando a la beca de investigación PEFI, beca de formación profesional brindada por la UNSAM para estudiantes de grado que quieran integrarse a proyectos de investigación, desarrollo e innovación.
Así logró acceder como estudiante investigadora al Laboratorio de Biomateriales, Biomecánica y Bioinstrumentación (Lab3Bio), que pertenece a ITECA, CONICET-UNSAM y donde trabajan diversos investigadores del CONICET en Ciencia aplicada a la Salud. Allí, Camila se unió a una línea de investigación que trabaja con andamios óseos: “Pueden imaginarse como los andamios de una obra en construcción, similares a estructuras temporales que dan soporte”, detalla.
Cómo fue el desarrollo del proyecto
Para desarrollar su proyecto, mezcló dos líneas de investigación: una liderada por la Doctora Beatríz Aráoz, química especializada en polímeros aplicados a regeneración ósea; y otra por la Doctora Mercedes Pérez Recalde, bióloga con amplios conocimientos en extractos de plantas con beneficios terapéuticos: “De esta conjunción nace el proyecto en el cual fui parte que combina la aplicación del polímero PHBV procesado por impresión 3D para fabricar andamios (prótesis) para hueso con un tratamiento antimicrobiano por acción del aceite esencial de lavanda”, puntualiza.

En el caso de su proyecto, son diseños 3D porosos fabricados con biomateriales donde las células pueden adherirse, crecer y formar nuevo tejido óseo. Con el tiempo, esos ‘andamios’ se degradan y son absorbidos por el cuerpo, dejando en su lugar hueso regenerado: “Además de su aplicación en defectos óseos, este tipo de ‘andamios’ tiene potencial en otros tejidos, como piel o cartílago, lo que abre muchas puertas para la medicina regenerativa”, cuenta ilusionada.