Después del claro triunfo en los comicios legislativos, el Presidente ratifica su liderazgo tanto en la conversación pública de las redes como en las publicaciones periodísticas
Durante el último mes, el análisis de Monitor Digital confirmó que Javier Milei continúa siendo el dirigente más mencionado del país y el único que conserva una centralidad estable, aun en medio del desgaste general de la dirigencia.
En redes sociales, su figura mantiene un rendimiento superior al promedio del sistema político, dentro de un clima marcado por la crítica constante y la fatiga ciudadana.
En los medios, en cambio, Milei aparece tratado desde una perspectiva más analítica y menos emocional, con foco en la gestión y en las tensiones internas del gobierno.
El resultado es un mapa digital donde la conversación necesita de su presencia para existir, pero lo castiga por la misma exposición que lo sostiene en el centro.
Milei y una centralidad a prueba de crisis
La conversación digital de las últimas semanas, atravesada por la campaña electoral, confirmó que Milei sigue en el centro absoluto del debate político argentino.
La nube de palabras revela que el eje discursivo gira en torno a su nombre: los términos más usados —“Gobierno”, “Elección”, “País”— muestran que, cuando los usuarios hablan del país o del gobierno, en realidad hablan de Milei.

Durante todo el mes, la charla digital se organizó casi por completo alrededor de su figura.
La presencia de expresiones como “Libertad Avanza”, “Espert”, “Trump” o “Estados Unidos” da cuenta de la identidad ideológica del universo libertario, que continúa mirando hacia afuera en busca de modelos políticos y referencias simbólicas.
En paralelo, términos como “Kirchnerismo”, “Fuerza Patria” y “Provincias Unidas” marcan que incluso los espacios opositores elaboran su discurso dentro del marco interpretativo que impone Milei.
El tono general de la conversación fue más político que emocional. Predominaron las menciones institucionales —“Gobierno”, “Congreso”, “Campaña”, “Candidatos”— por sobre las expresiones de enojo o ironía que dominaron meses anteriores.
Aun así, la aparición de nombres como “Charly García” o “Arena”, escenario del relanzamiento libertario, muestra que la política sigue funcionando bajo lógica de espectáculo digital: el poder narrado como show.
La comparación recurrente con “Trump” también refuerza esa lectura.
Para sus seguidores, Milei representa el espejo del líder que desafía al sistema; para sus detractores, la caricatura de un estilo que profundiza la grieta.
En ambos casos, la referencia externa amplifica su proyección simbólica más allá de las fronteras locales.
La centralidad digital del poder
La conversación sobre Milei en redes sociales mantiene niveles de volumen que ningún otro dirigente consigue igualar.
Aun con altibajos, su nombre domina de manera sostenida el flujo de menciones políticas en redes, con picos que coinciden con los momentos de conflicto o exposición pública.

El registro muestra un descenso gradual desde los primeros meses de gobierno, cuando el entusiasmo inicial impulsó más de cinco millones de menciones mensuales.
La curva bajó hasta tocar su piso en junio, con poco más de dos millones, y luego se estabilizó con repuntes en febrero y octubre de 2025, en coincidencia con la discusión legislativa y la campaña electoral.
Esta dinámica confirma que la figura de Milei actúa como termómetro emocional del sistema político.
La dirigencia política en el mundo digital
El contraste entre las menciones de Milei y las del resto de los dirigentes muestra una asimetría estructural del sistema político argentino en el ecosistema digital.
Ni Cristina Kirchner ni Axel Kicillof, los referentes opositores con mayor volumen, alcanzan la mitad del nivel de conversación que genera el presidente.
La distancia se amplía frente a Mauricio Macri, Patricia Bullrich y José Luis Espert, cuyas menciones permanecen en un plano secundario.
La estructura de la charla digital reproduce una lógica hiperpresidencialista, donde Milei concentra la agenda y el resto orbita a su alrededor.
Incluso dentro del oficialismo libertario, los nombres más próximos —Karina Milei o Manuel Adorni— no logran un peso relevante.
En el ecosistema digital, Milei es la figura más nombrada, más discutida y más emocionalmente cargada del país. El discurso político argentino se organiza en torno a su presencia, incluso cuando el objetivo aparente es discutirla.
Una cuestión de sentimientos digitales
Durante las semanas previas a las elecciones legislativas, la conversación sobre Milei mostró una mejora leve en el tono emocional, aunque sin salir del terreno negativo.
Las menciones permanecieron mayormente en la franja de sentimiento “malo”, con picos de hostilidad después de las crisis internas y los episodios de gestión conflictiva.

El acto en el Arena, a comienzos de octubre, funcionó como punto de inflexión simbólico: reactivó la militancia digital y generó un rebote en el ánimo de sus seguidores, que interpretaron el evento como gesto de reafirmación política.
Las menciones negativas bajaron algunos puntos y crecieron las neutras, lo que permitió cerrar octubre con el mejor nivel de imagen digital desde marzo.
Aun así, la conversación general mantiene un tono crítico y desgastado. El núcleo de simpatizantes sostiene su respaldo, pero el resto de los usuarios se mueve entre la desconfianza y el desencanto, especialmente por los efectos económicos del ajuste.
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En una mirada de largo plazo, el patrón se consolida: la conversación sobre Milei nunca salió del terreno negativo desde su asunción en 2023.
Cada repunte de sentimiento positivo fue seguido por una caída inmediata, impulsada por conflictos internos o medidas impopulares.
Las redes sostienen un tono más severo que los medios, lo que confirma que el clima emocional digital permanece crítico incluso cuando la cobertura periodística se modera.








