Continúa la erupción volcánica en la isla de La Palma y el avance de la lava se sitúa a 500 metros del mar.
El espectáculo del volcán de la isla de La Palma tiene en la llegada de la lava la mar un nuevo reclamo. Sin embargo, los expertos y, sobre todo las autoridades, están preocupados porque la nube tóxima que se producirá al entrar en contacto el material incandescente con el agua puede llegar a ser mortal.
Protección Civil tiene preparado un dispositvo para acordonar la zona y evitar desgracias personales. Aunque no fue en las mismas circunstancias, en la erupción del volcán Teneguía, en la misma isla de La Pama en 1971, la única víctima mortal fue un turista que murió al respirar los gases producidos por la lava que trataba de fotografiar de cerca.
Según explican los expertos, lo primero que ocurre al caer la colada magmática, a más de 1.000 grados, al agua del mar, que se encuentra a poco más de 20, es una explosión por la diferencia de temperatura. Está lleva a la formación de una nube tóxica de carácter ácido que surge de reacción química entre los materiales que componen la lava y los del agua marina.
La también denominada ‘laze’ por la combinación de las palabras lava y haze (neblina en inglés), contiene, entre otras sustancias según sean los componentes de la colada, ácido clorídrico y azufre. Exponerse a esa nube, de un aspecto similar al vapor de agua, afecta principalmente a las vías respiratorias, los ojos y la piel. Además la misma reacción química produce la formación de partículas de cristales que en caso de inhalación son muy perjudiciales para los pulmones.
A la peligrosidad de la nube tóxica se añade que el cambio de temperatura del agua produce variaciones en la dirección del viento. De manera que un hipotético observador situado a sotavento -de espaldas a la dirección del viento- podría ser alcanzado por el ‘laze’ en cuestión de segundos. Incluso, si se encontrarse cerca del agua podría objeto de impacto de los materiales incandescentes que flotan sobre ella.
Esta nube tóxica es uno de los mayores contratiempos para las autoridades en el archipiélago de Hawái, donde las contínuas erupciones de sus volcanes son un reclamo turístico, especilamente cuando las coladas llegan al mar.